Cuando “no estar listo” se vuelve una excusa perfecta

A menudo disfrazamos el miedo de prudencia y la inseguridad de perfeccionismo, postergando acciones importantes hasta “estar listos”, cuando en realidad lo que nos frena es la duda sobre nuestro propio valor. Confundimos autoexigencia con excelencia, y en nombre de ella, paralizamos nuestro impulso creativo. El coaching ontológico nos invita a distinguir si actuamos desde el compromiso o desde el castigo interno. Porque el crecimiento no ocurre antes del salto, sino después: cuando nos atrevemos a dar el primer paso sin garantías, cuando entendemos que equivocarnos no resta valor, y que ser imperfectos no nos hace impostores, sino humanos en proceso.