Humanizar la IA empieza por cómo la enseñamos
Aprender a usar inteligencia artificial no debería ser una carrera contrarreloj ni una competencia reservada para expertos, sino un camino accesible, empático y acompañado. Muchos profesionales sienten miedo o frustración ante un cambio que nadie les explicó del todo, pero la clave está en enseñar sin imponer, empezando por lo útil, lo concreto, lo que ahorra tiempo real en tareas reales. Cuando la IA se presenta como una aliada —y no como una amenaza—, algo cambia: el miedo se convierte en curiosidad, y la tecnología se vuelve una herramienta que amplifica, no reemplaza, nuestro valor profesional. Humanizar la IA empieza por nuestras palabras, por cómo acompañamos a otros a descubrir que este futuro también es para ellos.