¿Puede una IA curar el alma? El impacto emocional de delegar en máquinas

Cada vez más personas acuden a ChatGPT como si fuera un confidente emocional, buscando en la IA consuelo, escucha y compañía. Esta tendencia revela tanto el potencial de la inteligencia artificial como sus límites: aunque puede ofrecer respuestas sin juicio y disponibilidad constante, no reemplaza la calidez ni la profundidad del vínculo humano. A medida que la IA asume tareas emocionales y profesionales, también desafía nuestra autoestima, identidad y sentido de propósito. La clave no está en rechazarla, sino en integrarla con consciencia, protegiendo nuestra conexión emocional con los demás y recordando que el bienestar humano no puede automatizarse. En un mundo hiperconectado, necesitamos más que nunca volver a lo esencial: la relación, la empatía y el sentido.