Declaraciones desde la piel: transformar sin destruir

Cuando dejamos de luchar contra nuestras viejas formas y, en cambio, elegimos honrarlas con compasión, algo profundo se transforma: ya no se trata de romper armaduras, sino de reconocerlas como aliadas que en su momento nos protegieron. Así lo viví al observar mi propio ecosistema emocional, hecho de autosuficiencia, perfeccionismo y disponibilidad constante: un equipo interno que funcionaba con eficacia… pero a costa de mí mismo. Al nombrarlas, al mirarlas sin juicio, descubrí el poder de las declaraciones ontológicas vividas desde la piel: decir “no” al rendimiento como identidad, “sí” a la vulnerabilidad, reconocer lo que aún no sé, perdonarme sin dramatismo y agradecer mis defensas pasadas. Cada palabra, lejos de ser solo lenguaje, se volvió respiración, presencia y dirección. Porque el lenguaje que encarnamos no informa: transforma. Hoy, sin renunciar a lo que fui, elijo estar con más ternura, con menos prisa, con más verdad. Y esa elección —aunque a veces titubee— me ancla a lo esencial: un amor propio imperfecto, pero cada vez más libre. ¿Y tú? ¿Qué parte de ti está lista para ser honrada… y soltada?