
Certificarse no es un trámite: es una forma de cuidar
Ayer, al terminar mi clase semanal de coaching ontológico, sentí en el cuerpo una reflexión que llevaba tiempo gestándose. Hablábamos sobre la enorme responsabilidad de acompañar procesos humanos, y recordé con fuerza otro espacio que también he habitado con intensidad: el proyecto EmprendeComp. Desde Andalucía Emprende hemos logrado diseñar un itinerario formativo ambicioso, con la implicación de decenas de profesionales comprometidos. Y lo que me llena de orgullo es que lo hicimos estandarizando con sentido, no para limitar, sino para garantizar calidad, coherencia y cuidado. Esa misma mirada la aplico al coaching: ejercer sin formación certificada no es una opción responsable. No se trata de coleccionar títulos, sino de honrar la práctica, de sostenerla con método, ética y comunidad. Certificarse es cuidar: al otro, a la profesión, a uno mismo. Por eso defiendo que estandarizar —cuando se hace con propósito— no encorseta, sino que sostiene y potencia. Porque en lo profundo, tanto en el coaching como en la formación emprendedora, el verdadero impacto ocurre cuando unimos conciencia, preparación y sentido.