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Humanizar la IA empieza por cómo la enseñamos

Humanizar la IA empieza por cómo la enseñamos
Aprender a usar inteligencia artificial no debería ser una carrera contrarreloj ni una competencia reservada para expertos, sino un camino accesible, empático y acompañado. Muchos profesionales sienten miedo o frustración ante un cambio que nadie les explicó del todo, pero la clave está en enseñar sin imponer, empezando por lo útil, lo concreto, lo que ahorra tiempo real en tareas reales. Cuando la IA se presenta como una aliada —y no como una amenaza—, algo cambia: el miedo se convierte en curiosidad, y la tecnología se vuelve una herramienta que amplifica, no reemplaza, nuestro valor profesional. Humanizar la IA empieza por nuestras palabras, por cómo acompañamos a otros a descubrir que este futuro también es para ellos.
Aprender a usar inteligencia artificial no debería ser una carrera contrarreloj ni una competencia reservada para expertos, sino un camino accesible, empático y acompañado. Muchos profesionales sienten miedo o frustración ante un cambio que nadie les explicó del todo, pero la clave está en enseñar sin imponer, empezando por lo útil, lo concreto, lo que ahorra tiempo real en tareas reales. Cuando la IA se presenta como una aliada —y no como una amenaza—, algo cambia: el miedo se convierte en curiosidad, y la tecnología se vuelve una herramienta que amplifica, no reemplaza, nuestro valor profesional. Humanizar la IA empieza por nuestras palabras, por cómo acompañamos a otros a descubrir que este futuro también es para ellos.

Hace poco, un amigo me decía que ojalá la inteligencia artificial tuviera un botón de “modo fácil”. Como cuando en los videojuegos eliges nivel principiante. Porque, según él, la IA parece reservada solo para expertos, frikis o gente con tiempo. Y claro, ¿quién tiene tiempo?

Me acordé de él cuando leí la carta que el CEO de Fiverr escribió hace unas semanas a toda su plantilla. Una carta que se viralizó por su honestidad brutal:

“Hay muchas cosas que no sabemos aún sobre cómo la IA cambiará nuestro trabajo, pero lo que sí sé es que no hay vuelta atrás”.

Y entre líneas, lo que más me conmovió fue algo que no decía de forma explícita: el miedo. El miedo de muchos trabajadores al verse obligados a subirse a un tren que no pidieron, en una estación que no conocían, hacia un destino que nadie ha explicado bien.

Y ahí es donde entra la responsabilidad de quienes nos dedicamos a enseñar.

Enseñar no es imponer, es acompañar

Hace unos meses comencé a trabajar con una profesional que tenía claro que necesitaba aprender a usar IA. Consultora en sistemas de gestión, con años de experiencia, pero sintiéndose fuera de lugar ante tanto cambio. Lo primero que me dijo fue:

“No quiero que me hables raro. No quiero sentirme tonta.”

Esa frase me atravesó.

Y me recordó que enseñar IA no se trata de presumir lo mucho que uno sabe, sino de construir un puente para que la otra persona sienta que puede cruzarlo. Con sus ritmos. Con sus dudas. Con sus miedos.

En mi caso, siempre empiezo por algo concreto y útil: ChatGPT. Porque permite resultados rápidos, sin necesidad de instalaciones complicadas ni curva técnica excesiva. Y porque, bien guiado, permite que cualquier profesional —sea del sector que sea— descubra que la IA no es magia, pero sí puede ser aliada.

Creamos juntas un documento con preguntas frecuentes de sus clientes. Le enseñé cómo convertir esos textos en propuestas más claras, más personalizadas, más eficaces. Y el cambio fue inmediato:

“Víctor, esto me ahorra media hora cada vez.”

Ese “media hora” fue su punto de inflexión.

Porque cuando descubres que la IA te ahorra tiempo real, en tareas reales, te cambia la mirada. Ya no es una amenaza. Es una posibilidad.

No es una carrera, es una exploración

El error más común al introducir la IA en entornos profesionales es hacerlo desde la urgencia. Desde el “tienes que saber usarla ya, o te quedarás fuera”. ¿Y cómo no va a generar rechazo un mensaje así?

Yo prefiero otro camino.

Uno donde el aprendizaje sea progresivo, donde no haya culpa por no saber y donde se valide lo que la persona ya hace bien. Porque, aunque la IA sea nueva, el conocimiento experto de cada profesional sigue siendo valioso. La IA no lo reemplaza: lo amplifica.

Por eso insisto tanto en empezar por lo que más impacto genera con menor esfuerzo. A veces es automatizar un correo. Otras, generar borradores de textos. Incluso preparar una reunión o resumir un informe largo. ¿Cosas pequeñas? Quizás. Pero suficientes para activar una idea clave: “esto también es para mí”.

Y ahí es cuando se abren las puertas a un aprendizaje más profundo. Cuando la persona empieza a explorar por sí misma. Cuando el miedo se convierte en curiosidad.

Humanizar la IA empieza por nuestras palabras

Volviendo a la carta del CEO de Fiverr, me gustaría rescatar una idea que flota en todo el texto: la necesidad de hablar con la verdad, sin adornos, pero también con empatía. Porque el cambio es real, sí. Pero también lo es el vértigo que muchas personas sienten.

Por eso, creo que enseñar IA es —sobre todo— un acto de comunicación consciente. Que implica ajustar el lenguaje, mirar a los ojos, escuchar sin juzgar. Y, desde ahí, construir confianza.

No se trata de convencer, sino de comprender. No se trata de empujar, sino de invitar. No se trata de enseñar más, sino de enseñar mejor.

Y para eso, la clave está en cómo empezamos.

El futuro no se impone, se construye juntos

Enseñar IA con empatía es una forma de cuidar. De cuidar a quienes sienten que se están quedando atrás. De cuidar el sentido de lo que hacemos como profesionales. Y de cuidar la relación que tenemos con la tecnología: no como sustituto, sino como espejo de nuestras capacidades.

Porque, al final del día, la IA no transforma nada si no va de la mano de una transformación más profunda: la que ocurre dentro de cada persona cuando se siente capaz, acompañada y reconocida.

Si estás en ese punto donde sientes curiosidad, pero también dudas… estás en el lugar perfecto para empezar.

Y si ya empezaste, pero no sabes cómo avanzar… también estás en el lugar perfecto para continuar.

🙌 Te invito a escribirme a hola@victorfigueroa.es o a visitar mi web www.victorfigueroa.es, donde encontrarás información, acompañamiento y propuestas para integrar la IA en tu día a día profesional, sin perder lo más importante: tu humanidad.

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Víctor Figueroa
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