Hace unos años, me encontraba en Osuna cursando un máster en Administración y Dirección de Empresas de Economía Social.
Hacía poco había estado leyendo sobre la importancia de la escucha activa, así que decidí hacer un pequeño experimento personal: hablar menos y escuchar más. Quienes me conocen saben que suelo participar bastante, así que no tardaron en notarlo.
Ese día, tanto el profesor como varios compañeros me preguntaron si me pasaba algo. Les respondí, con una sonrisa tranquila: “Estoy practicando la escucha activa.” Y ellos, también con una sonrisa, lo entendieron.
Curiosamente, hace poco me volvió a pasar lo mismo durante una clase de coaching ontológico. Volví a hacer ese ejercicio consciente de escuchar más y hablar menos… Y de nuevo, alguien me preguntó si me encontraba bien. Respondí lo mismo.
Y es que, aunque parezca simple, cambiar de rol —de quien habla a quien escucha— puede alterar por completo el ritmo de una conversación… y el modo en que los demás nos perciben.
Escuchar no es callar. Es habitar el silencio con intención.
Durante mucho tiempo pensé que escuchar era simplemente dejar hablar al otro. Pero la verdadera escucha activa es mucho más que eso.
Escuchar es estar disponible. Es acoger sin interrumpir. Es no estar preparando una respuesta mientras el otro todavía está hablando. Es escuchar con el cuerpo, con la mirada, con la emoción.
Y no siempre es fácil. Porque venimos cargados de juicios, de prisas, de la necesidad de tener razón o de demostrar algo. Y eso contamina la conversación, aunque no digamos una sola palabra.
Lo que cambia cuando realmente escuchamos
Escuchar con presencia transforma el vínculo. Y no solo con los demás… también con uno mismo.
Porque cuando escucho de verdad, el otro se siente visto, valorado, reconocido. Y eso, en un mundo tan ruidoso, es un acto profundamente humano.
Desde aquel día en Osuna, sigo entrenando esta práctica. Algunas veces lo consigo más, otras menos. Pero cada vez que lo hago con intención, noto la diferencia. En mí, y en quienes tengo delante.
Hoy te propongo esto
La próxima vez que estés en una conversación, haz una pausa. Escucha no solo lo que el otro dice, sino desde dónde lo dice. Y observa también desde dónde estás escuchando tú.
Porque no se trata solo de “no hablar”, sino de estar verdaderamente disponible para el encuentro.
Y tú, ¿cuándo fue la última vez que te sentiste realmente escuchado? ¿Y a quién podrías regalarle hoy una escucha más presente?
#EscuchaActiva #ComunicaciónConsciente #BitácoraOntológica #AprendizajeTransformacional #Autoliderazgo

